Cómo comprar un contenedor logístico para oficina o vivienda

Tue, 2 Jun 2015 17:26:32 -0400

La construcción con contenedores logísticos aumenta su notoriedad mediática al prometer el uso de habitáculos modulares con tamaño estándar, precio asequible, alta disponibilidad, aparente sostenibilidad y potencial para convertirse en una versátil pieza de construcción.

Su uso explica la globalización de bienes y servicios en las últimas décadas, pero la arquitectura es un sector muy distinto al logístico y su adaptación al mundo arquitectónico presenta ventajas, inconvenientes y retos.

(Vídeo de Kirsten Dirksen con un ejemplo ilustrativo de contenedores reconvertidos en oficina de bajo coste, en este caso una oficina arquitectónica con 2 contenedores dispuestos en “L”, con un coste de 1.800 dólares)

Pros y contras de edificios a base de contenedores logísticos

Entre las ventajas más citadas: 

  • fortaleza y durabilidad;
  • modularidad;
  • costes ajustados (producción centralizada y a gran escala);
  • transporte (la logística mundial está diseñada para enviarlos a cualquier lugar, por apartado que esté, por tierra, mar o aire);
  • disponibilidad;
  • depositar y usar: los contenedores han sido diseñados para ser asidos y apilados de sus cuatro extremos, con lo que pueden instalarse y apilarse sin apenas cimientos ni superestructuras;
  • mercado potencial para contenedores obsoletos o en desuso (salvando una media de 3.500 kilogramos de acero).

Entre sus inconvenientes:

  • temperatura en el habitáculo (obliga a aislar el interior de la superficie de acero, que se calienta fácilmente);
  • falta de flexibilidad más allá del reducido tamaño de cada unidad (crear mayores espacios sin barreras implica personalizaciones que requieren trabajo intensivo);
  • condensación en climas húmedos;
  • su manipulación requiere el uso de grúas;
  • no son mencionados en los códigos de edificación, lo que dificulta y retarda los ya de por sí lentos y engorrosos trámites y permisos de construcción;
  • los suelos de madera de muchos contenedores incluyen insecticidas y disolventes que garantizan su aceptación en países cuyas aduanas obligan a la cuarentena de visitantes y mercancías (por ejemplo, Australia); por lo que los revestimientos interiores de madera deberían eliminarse antes de su uso en construcción;
  • hay contenedores que han transportado sustancias peligrosas, por lo que es crucial conocer el historial de un recipiente usado;
  • si bien los laterales de un contenedor son extremadamente resistentes, no lo es su techo.

Su principal ventaja (modularidad, estandarización) es su principal inconveniente (habitáculo reducido)

Los contenedores estándar miden 2,44 metros (8 pies) de ancho por una altura entre 2,62 y 2,92 metros (entre 8 pies 9 pulgadas y 9 pies y 6 pulgadas), por un largo de 2,44 metros (8 pies), 3,05 metros (10 pies), 6,10 metros (20 pies), 12,19 metros (40 pies), 13,72 metros (45 pies), 14,63 metros (48 pies) o, en los contenedores más largos, 16,15 metros (53 pies).

(Imagen: oficina-contenedor que Steward Brand empleó durante la escritura de su ensayo How Buildings Learn -1994-)

Los expertos creen que la construcción con contenedores se popularizará sólo si su versatilidad, que parte de su uso global, permite una personalización económica y segura, que pueda reconocerse en los códigos de edificación, a menudo anticuados y dependientes de convenciones que a menudo han perdido su sentido original.

Los defensores de los contenedores logísticos comparan su uso en arquitectura con la libertad para edificar estructuras modulares con rapidez, o capacidad para crear una vivienda, habitáculo o edificio (viviendas, oficinas, etc.) combinando varias “cajas”, como si un contenedor equivaliera a una pieza LEGO. 

Estética post-apocalíptica y mínimo común denominador de la construcción “LEGO”

El contenedor, mínimo común denominador habitable de un nuevo tipo de construcción con cierto aire “post-apocalíptico”, destacaría por su agilidad y transportabilidad, así como por la racionalidad que imprimiría a las estructuras modulares “ágiles”: un edificio erigido con contenedores seguiría un ideal de proporciones fácil de aplicar y modificar.

Existen ejemplos ancestrales equiparables al uso de piezas básicas como unidad de medida en habitáculos y edificios, tales como la unidad japonesa “ken”, que equivale a las medidas de un tatami y es todavía usado como ideal proporcional de una planta, donde la relación entre elementos basa su correlación en número de tatamis.

Los contenedores de acero pueden resistir estructuralmente varias veces su peso, al haber sido diseñados para su apilado y manipulado con grúas en buques, puertos y centros logísticos, así como remolques de camión y vagones de tren.

Tetris en la vida real: apilando contenedores

De hecho, su resistencia a la manipulación con grúa, el apilamiento, el salitre, los golpes o incluso el contacto con sustancias corrosivas explica la importancia del contenedor logístico para la expansión del comercio mundial: antes de la expansión de los contenedores, los costes de transporte consumían el 25% del valor de cualquier mercancía.

Ahora, debido a los efectos de las economías de escala sobre el transporte mundial, The Week estima que un suéter puede viajar ahora 3.000 millas (4.828 kilómetros) a un coste de 2,5 céntimos, y una lata de cerveza hace el mismo trayecto por 1 céntimo.

Los edificios basados en su uso partirían con la ventaja de su diseño estructural y manipulado estándar. Ello ha suscitado interés entre arquitectos y aficionados que quieren experimentar y erigir sus propias estructuras, a menudo adaptándolas a los códigos de edificación locales. 

Cómo comprar un contenedor logístico

Si bien hay contenedores en prácticamente todo el mundo a un precio asequible, ¿es tan fácil adquirir un contenedor como parece?

De momento, no. No existe ningún servicio web que actúe como intermediario o ponga en contacto a propietarios de contenedores con compradores potenciales. De momento, el mercado de contenedores depende de grandes centrales de compra y empresas que adquieren grandes volúmenes de contenedores.

(Vídeo de Kirsten Dirksen con un ejemplo de vivienda moderna vacacional de contenedores en las montañas de Santa Cruz, California)

Pese a la ausencia de un mercado dinámico de venta y envío de contenedores a clientes finales, los interesados en usar estos recipientes para sus proyectos y experimentos arquitectónicos tienen dónde acudir: de momento, distribuidores tradicionales y propietarios de contenedores en desuso proporcionan la mayoría de las unidades para este mercado incipiente.

Winifred Bird repasa en Dwell las opciones existentes para adquirir un contenedor con fines constructivos: arquitectos, constructores aficionados y expertos en contenedores de todo el mundo debaten acerca de la mejor manera de adquirir contenedores.

Vendedores de contenedores

Lo primero que sorprende es la ausencia de puntos de venta, electrónica o física, a clientes finales, dato que confirma Barry Naef, director de la asociación ISBU, especializada en la construcción con unidades intermodales de acero.

Barry Naef recomienda acudir a la lista internacional de vendedores de contenedores al por mayor en el directorio de recursos Eco Green Sources, donde aparecen enlaces a proveedores en Estados Unidos (las Carolinas, Nueva Jersey, California), Reino Unido, España (en Zaragoza), Alemania, Italia, Chile, México y Tailandia.

Además de los distribuidores directos al por mayor, existen otras opciones de ámbito local: en Zambia, una ONG que aporta bienes a la zona dona sus contenedores al arquitecto japonés Mikiko Endo, encargado de reconvertirlos; y en Israel, el arquitecto Galit Golany ha obtenido contenedores para sus proyectos de una constructora de unidades prefabricadas; otros arquitectos y aficionados se han decantado por comprar contenedores ya modificados por terceros para construcción.

Empresas de personalización de contenedores

Quienes tienen ideas para diseños con contenedores pero carecen de herramientas y recursos para modificarlos pueden obtener contenedores adaptados a proyectos arquitectónicos a través de firmas como Meka, con sede en Toronto (Canadá); o la firma Silhouette Spice, de Tokio (Japón).

El coste de modificaciones como las ofrecidas por Meka o Silhouette Spice se relativiza gracias al transporte barato y global de cualquier estructura basada en un contenedor.

Expertos como el arquitecto de Houston Christopher Robertson recomiendan contenedores de un mismo tipo y marca para evitar inconveniencias en el encaje de varios contenedores; Robertson cree que los conocidos como High Cubes (HQ) se adaptan mejor que el resto a la construcción, debido a su mayor altura (2,92 metros, o 9 pies y 6 pulgadas), y su diseño alargado: 6,10 metros (20 pies) o 12,19 metros (40 pies).

Un inconveniente de los contenedores más alargados (son más comunes los modelos de 20 y 40 pies, pero hay unidades de 16,15 metros (53 pies), es el mayor coste de transporte a medida que se incrementa la envergadura, sobre todo si se trata de largas o complicadas travesías (por ejemplo, viajes intercontinentales que requieren, además, el transporte por carretera en destino a localizaciones de difícil acceso).

La dificultad de crear espacios diáfanos con contenedores

La construcción con contenedores se ha aliado con Internet y los cazadores de tendencias, que consideran la opción una alternativa sostenible a métodos modulares que requieren edificar desde cero; pero los contenedores logísticos incluyen a menudo revestimientos contra la abrasión con productos químicos de alta toxicidad, mientras el ahorro energético y de recursos obtenido con la reutilización de los recipientes a menudo no tiene en cuenta la energía dedicada a su adaptación.

(Vídeo de Kirsten Dirksen sobre las posibilidades de los contenedores como vivienda de bajo coste para jóvenes en áreas especialmente caras y apetecibles)

Según Brian Pagnotta, el contenedor medio produce cerca de 500 kilogramos de residuos  tóxicos antes de poder utilizarse como estructura, además del coste económico y energético de transportar el contenedor al lugar de la construcción.

Las dimensiones rígidas y la posible toxicidad de los materiales y residuos en los contenedores son los principales retos a los que se enfrenta cualquier proyecto de conversión en espacio habitable: si bien el largo varía desde los insuficientes 2,44 metros hasta los 16,15 metros, la anchura y altura estructurales son rígidas. 

Ello obliga a unir varios contenedores y eliminar sus paredes si se quieren obtener anchuras que superen los 2,44 metros, o alturas superiores a los 2,62 o 2,92 metros, en función del modelo. 

Refugios al instante

Asimismo, anchura y altura quedan limitadas por las capas de aislamiento para proteger la temperatura interior del efecto conductivo del acero, especialmente eficiente transmitiendo calor. Para lograr espacios con un tamaño adecuado, alertan los críticos, hay que combinar varios recipientes, lo que requiere energía y mano de obra.

Brian Pagnota expone en ArchDaily que es más económico y requiere menos energía erigir una estructura similar de madera en el sitio donde va a ser utilizada.

Por el contrario, “las viviendas de contenedores tienen sentido cuando los recursos son escasos, abundan los contenedores y se tiene la necesidad perentoria de refugio”. 

Versatilidad

Pese a los retos derivados de la rigidez del tamaño, conductividad del acero, posibles sustancias tóxicas en revestimientos y coste energético y laboral de las adaptaciones, la construcción con contenedores supera su nicho tradicional como cobertizos en instalaciones portuarias, militares, industriales, humanitarias y de construcción, y se adentra en la arquitectura residencial con proyectos de distinta naturaleza y dimensiones:

  • casas y oficinas pequeñas y minimalistas, a menudo erigidas en uno o a lo sumo dos contenedores;
  • viviendas unifamiliares que combinan varios contenedores apilados en distintos niveles y disposiciones, a menudo en torno a patios interiores o secciones en voladizo (aprovechando la resistencia estructural de los recipientes de acero);
  • edificios de apartamentos, con varias plantas y sin apenas estructura adicional, debido a la resistencia de los contenedores;
  • proyectos experimentales que aprovechan la resistencia, modularidad y transportabilidad de los contenedores para crear talleres (artesanía, impresión 3D, etc.) o habitáculos móviles: desde habitaciones o viviendas móviles hasta propuestas de hoteles sobre vagones desplazándose por vías en recorridos pintorescos, o infraestructuras tales como bibliotecas móviles en vagones de tren para asistir zonas aisladas.

Estrategias de compra: primar precio, estado o personalización

La construcción con contenedores presenta ventajas, pero el arquitecto Christopher Robertson alerta sobre la idea preconcebida de que el coste es una de las más decisivas: “existe el gran equívoco de que construir con contenedores es absurdamente económico. Desafortunadamente, ello no es cierto en absoluto”.

Si, una vez sopesadas las principales ventajas e inconvenientes, se pretende construir con una o varias unidades intermodales, los expertos aconsejan informarse no sólo sobre el estado actual del contenedor usado, sino sobre su historial, sustancias empleadas en revestimientos y sustancias transportadas.

Cuando se opta por contenedores usados, hay diferencias abismales entre contenedores apenas usados (los “one-trippers”) y los empleados a fondo durante una década, lo que repercute sobre niveles de óxido y seriedad de las abolladuras y deformaciones acumuladas. 

Existen varias estrategias de compra:

  • priorizar el coste (lo que aumenta la edad y reduce el nivel de conservación);
  • optar por dimensiones más adaptables a la construcción, tales como los High Cube de mayor altura para que, una vez instalado el aislamiento, el habitáculo no resulte claustrofóbico; 
  • decantarse por contenedores en buen estado o incluso sin usar (lo que aumentaría el precio);
  • recurrir a empresas que adaptan contenedores a proyectos arquitectónicos personalizados, tales como las mencionadas Meka y Silhouette Spice (mayor coste).

Cómo aprenden los edificios

Stewart Brand, fundador de Whole Earth Catalog y de The Long Now Foundation, convirtió un contenedor en oficina para incluir los detalles del proceso en su ensayo How Buildings Learn, publicado en 1994 y convertido en serie televisiva por BBC en 1997.

(Vídeo de Kirsten Dirksen con el mayor edificio de oficinas de Estados Unidos erigido exclusivamente en contenedores logísticos)

Desde entonces, arquitectos y aficionados han experimentado con estructuras de todo tipo y tamaño, desde las microcasas y microoficinas de un solo contenedor a la mayor estructura hasta el momento erigida con contenedores: los dormitorios universitarios en Ámsterdam de Tempohousing, que acumula 1.000 unidades.

Sea como fuere, los contenedores se consolidan como unidad “LEGO” en construcción modular y sus usos diversos confirman su versatilidad:

  • viviendas económicas y transportables;
  • refugios durante emergencias y acontecimientos de clima extremo, tanto para personas como para animales;
  • alojamiento y formación académica, médica, militar, etc.
  • apoyo humanitario;
  • barracones escolares;
  • oficinas y estudios;
  • talleres y centros de impresión 3D/CNC;
  • estaciones de comunicación móviles;
  • duchas, dormitorios y aseos móviles;
  • hoteles y hospedaje en lugares remotos;
  • etc.

Contenedores como oficinas de bajo coste

A propósito de la curiosidad suscitada por su idea de instalar una oficina en un contenedor como método preparatorio para How Buildings Learn, Stewart Brand explicaba en 1994:

“La gente preguntaba: ‘¿Cómo puedes soportar estar ahí sin ventanas’. Todo lo que les podía decir era: ‘Una librería no necesita ventanas. Una librería es una ventana’”.

Junto a su vivienda en un bote de Sausalito, había un centro de almacenaje y logística con 30 contenedores logísticos. Brand alquiló 2 de ellos por 250 dólares mensuales cada uno. Usó uno de ellos como almacenaje, mientras el otro se convirtió en la oficina sin ventanas de la que habla en el ensayo.

(Vídeo de Kirsten Dirksen con contenedores aplicados a un edificio residencial con varios apartamentos en New Haven, Connecticut)

“Mi librería de investigación era un contenedor (…). Adquirí una unidad de acero de 8 por 8 por 40 pies por 250 dólares mensuales y dediqué otros 1.000 a acondicionarlo con pintura blanca, moqueta económica, iluminación, un viejo sofá y contrachapado para mostradores de trabajo y estantes”. 

Para Brand, funcionó a la perfección: “Entrar allí era acceder al libro en preparación: todas las notas, cintas, tarjetas indexadas, fotos, negativos, revistas, artículos, 450 libros, y otros recortes de la investigación dispuestos por capítulos o almacenados con cuidado”.

De construcción arrabalera a tendencia

20 años después, los primeros experimentos de Stewart Brand con contenedores logísticos como habitáculo conservan todo su sentido, si bien la investigación bibliográfica, periodística y audiovisual se ha digitalizado.

Razón de más para comprobar la habitabilidad y potencial introspectivo de unos habitáculos de acero concebidos para el transporte de mercancías. 

Quizá, el futuro de la globalización depare sorpresas, como la reutilización del símbolo mismo del transporte sin fronteras en unidades constructivas que a menudo buscan la autosuficiencia, tanto energética como conceptual.

Eso sí, Stewart Brand quizá se equivocó al catalogar el concepto constructivo basado en habitáculos baratos, prácticos y fáciles de cambiar como “low road buildings”, o espacios arrabaleros. Los edificios con contenedores ganan enteros en el entorno “maker”. 

Y la cultura “maker” actual no se entendería sin las aportaciones del propio Brand y su Whole Earth Catalog.

by nicolas.boullosa

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Carácter y finanzas personales: sobre vivir mejor con poco

Wed, 27 May 2015 14:53:00 -0400

Sobre Walt Whitman, Jorge Luis Borges destacó no sólo la modernidad y autenticidad de su poesía, basada en la experiencia, sino la calidad de la propia persona, que describió como “un hombre bueno”.

Borges, que leyó con reverencia y tradujo al poeta estadounidense, explicaba que, “cuando pienso en Estados Unidos, siempre tiendo a hacerlo con Walt Whitman como referencia (….)”.

“El mismo Whitman”, proseguía Borges, que también se acordaría de mencionar al poeta en su ciclo de clases magistrales sobre poesía en Harvard, “era un mito, el mito de un hombre que escribía, un hombre muy afortunado, muy solitario y, sin embargo, hizo de sí mismo un vagabundo espléndido”.

Un peripatético capitán de sí mismo

Para Borges, Whitman había sido quizá el único escritor de la tierra capaz de crear una persona mitológica de sí mismo, y una de las tres personas de la Trinidad es el lector, porque cuando uno lee a Whitman, uno es Walt Whitman.

Whitman, poeta, ensayista y periodista, próximo a las ideas románticas de la filosofía trascendentalista (introspección, conocer el universo -o Dios, que para ellos, panteístas por definición, constituía lo mismo- a partir de indagar sobre uno mismo, que es conocer de paso al resto de la humanidad, siguiendo la idea clásica del “gnóthi seautón” socrático), quiso conocer su país con el espíritu de los buhoneros y buscavidas.

Como cualquier emulador de Johnny Appleseed y otros pioneros proto-libertarios de Norteamérica, Walt Whitman recorrió poblaciones y paisajes inalterados para indagar sobre sí mismo y cantar a la naturaleza, emulando a los filósofos peripatéticos y cínicos de la Antigüedad: frugalidad, vida sencilla y responsabilidad pecuniaria garantizan la independencia económica con respecto de terceros.

Whitman se beneficiaba de una autonomía que no dependía del tamaño de un cheque. Quizá por ello, acerca de su conversación con el poeta para su libro With Walt Whitman in Camden (1906), Horace Traubel escribió: “Hay gente con tanta luz solar acumulada por pulgada cuadrada… Todavía me estoy bañando en la alegría que {Whitman} irradiaba”.

Walt Whitman como inversor (introspectivo) de capital riesgo

Como las filosofías de vida clásicas y orientales, el trascendentalismo de la Nueva Inglaterra de mediados del siglo XIX (además de Whitman, Henry David Thoreau, Ralph Waldo Emerson, Margaret Fuller) abogó por una experiencia sin intermediarios con lo metafísico (la iglesia Unitaria a la que pertenecían simplificaba la idea de Dios y la aproximaba al panteísmo clásico, rechazando la tradición trinitaria y milagrera de esta religión abrahámica).

Y Walt Whitman se aseguró de interpretar la realidad circundante y metafísica sin intermediarios ni depender económicamente de terceros. Su insistencia en la autonomía económica y espiritual queda clara en sus escritos: “El carácter y las finanzas personales son las únicas inversiones que tienen algún valor”.

(Imagen: grabado a partir de un daguerrotipo con Walt Whitman a los 35 años, usado en el frontispicio de la primera edición de Hojas de hierba)

Esta cita de Whitman bien podría atribuirse sin desentonar un ápice al estoico Séneca de Cartas a Lucilio o de su De vita beata (Sobre la buena vida). 

O incluso al cínico Diógenes, enmendado por la historia por la similitud de sus ideas con las de los peripatéticos, y de las ideas de éstos con las de Jesucristo (se ha especulado largo y tendido acerca de la influencia cínica y peripatética en Oriente Próximo).

Del estoicismo al trascendentalismo

Whitman y los trascendentalistas habían tomado la palabra a Séneca, que abogaba por una vida sencilla, apreciativa, razonada y de acuerdo con la naturaleza para así alcanzar la “tranquilidad” o ideal estoico del bienestar duradero.

Séneca: “Si quieres pesarte a ti mismo, da de un lado el dinero, la casa, las dignidades y contémplate por dentro; mientras, estás apreciando tu valer por lo que dicen los demás”.

Un siglo y medio después de los primeros trascendentalistas y 20 siglos después de Séneca, la sociedad secular actual sale en muchos países desarrollados de una crisis económica que se habría capeado sin problemas de no haber existido niveles tan elevados de deuda personal.

Para Whitman o Thoreau, como para los pensadores clásicos y orientales en que se inspiraron, la solución al equivalente de su época a la crisis de la deuda actual no consistía en no hacer frente a las obligaciones que uno ha contraído, sino en contraer menos obligaciones para así asegurarse de que se pueden cumplir. 

Lecciones para eudemónicos

Un primer paso para eudemónicos, estoicos o trascendentalistas para alcanzar la ansiada autosuficiencia, o confianza existencial en uno mismo tal y como explicaba el concepto el poeta y filósofo Ralph Waldo Emerson en su ensayo Self-reliance, que influyó tanto en Thoreau como en figuras posteriores: sin ir más lejos, en la rica visión del mundo del cristiano anarquista Lev Tolstói y, a través de él, en Mohandas Gandhi.

La posición de Gandhi con respecto a la autonomía individual (el primer paso de una vida examinada es la conciencia y el conocimiento de uno mismo, base de su fortaleza y ética), a su vez, influiría sobre Nelson Mandela y Martin Luther King Jr.

La autosuficiencia no es sólo espiritual, sino también económica, y no se fundamenta en desentenderse de los compromisos económicos que uno adquiere para, al final, decidir entre pagos y obligaciones, sino en obrar racionalmente desde el principio para que una decisión realizada con poca información o de manera impulsiva no embargue la preciada tranquilidad espiritual, fundamentada en apreciar lo que se tiene.

Sobre la autosuficiencia material y de conciencia

La temática de la autosuficiencia económica es más vigente que nunca, dada la precariedad laboral que afecta sobre todo a jóvenes y desfavorecidos y la facilidad con que, en la era digital, se asumen compromisos económicos relacionados con un estilo de vida material y hedonista inconsciente (el “hedonista consciente” sabe al menos la obligación que contrae el comprar el último iPhone, pese a poseer el modelo anterior en perfecto estado, por recurrir a un ejemplo cotidiano).

Un artículo de The New York Times nos recuerda lo sencillo que es contraer más obligaciones de las prudentes con la economía personal: gastar más de la cuenta tiene un efecto imperceptible sobre nuestro bienestar real, pero tiene el potencial de trastocar nuestra tranquilidad hasta poner incluso en riesgo nuestra capacidad para asumir obligaciones de deuda.

Según el artículo, firmado por Binyamin Appelbaum, parte del problema reside en que la mayoría de nosotros carece de un mínimo confort financiero (no mucho dinero, sino dinero suficiente para una emergencia, que puede lograrse gastando menos en cuestiones superfluas o falso confort, y no sólo ganando más), porque carecemos de información detallada sobre los gastos cotidianos.

Cuando desconocemos lo básico de nuestras finanzas

Nuestra capacidad para amoldar la realidad a nuestros deseos es incapaz, de momento, de aumentar los recursos financieros, y es muy fácil contar menos gastos de los reales debido a nuestra percepción psicológica del riesgo y las necesidades, tanto reales como ficticias.

Appelbaum cita un estudio de JPMorgan Chase realizado sobre los salarios y gastos de 2,5 millones de clientes de Chase entre octubre de 2012 y diciembre de 2014; el estudio mostró una gran variación de ingresos y gastos mes a mes:

  • alrededor del 40% de los hogares registró una variación del 30% en ingresos mensuales durante el período cubierto por el informe;
  • y el 60% de los hogares experimentó una variación en consumo de bienes del 30% entre un mes y otro.

El informe de Chase ofrece pistas sobre el desconocimiento objetivo de la gente sobre la variación de ingresos en su dinero circulante, con consecuencias en ocasiones devastadoras: al carecer de una información realista sobre el dinero disponible y predicciones fiables a medio y largo plazo, muchos hogares no están preparados para un mal mes.

Detectar lo que merece la pena y evitar chollos que no necesitamos

Conocer las finanzas personales al detalle y hacer predicciones realistas puede evitar consecuencias devastadoras para la credibilidad crediticia de una persona o familia, ya que un mal mes en ingresos no puede compensarse con afrontar las obligaciones crediticias a la carta. 

¿La consecuencia del desfase entre la información realista sobre las fluctuaciones de ingresos y el ritmo de gastos? El estudio detectó impagos en préstamos hipotecarios incluso en casos donde los ingresos objetivos de personas u hogares permitían de media afrontar las obligaciones.

Si, volviendo a Walt Whitman y a su visión peripatética de la vida sencilla, el carácter y la autonomía financiera son las únicas inversiones con que merecen la pena, al garantizar la independencia espiritual y material del individuo (y con ello el bienestar), la sociedad actual ha obviado el cultivo consciente de ambas.

Un paso más allá: garantizando un confort material mínimo

O, al menos, es lo que se desprendería de estudios que reconocen una ausencia sistemática de una planificación financiera realista del dinero disponible en los hogares. 

Según el estudio mencionado por Binyamin Appelbaum, en los hogares con ingresos entre 40.501 y 63.100 euros, la liquidez media (dinero disponible para emergencias) se situaba en apenas 3.000 dólares.

El estudio de Chase también detecta un aumento de la volatilidad en los ingresos del 30% entre 1970 y 2008, lo que señalaría mayor precariedad e incertidumbre económica en amplias capas de la población.

A la precariedad laboral y la falta de realismo para planificar racionalmente los gastos a partir de los ingresos, los más jóvenes añaden otras preocupaciones en Estados Unidos, como la deuda contraída con entidades bancarias para financiar los estudios universitarios cuando las condiciones de renta familiar impiden el acceso a becas.

Lecciones del pobre Richard

Dos tercios de los estudiantes graduados en universidades estadounidenses lo hacen con algo de deuda, y la media se sitúa en 26.600 dólares en números rojos, de un montante total que alcanza la cifra de 1,2 billones de dólares (el “trillón” anglosajón).

¿Cómo lograr resarcirse de una situación adversa sin renunciar a un nivel de vida satisfactorio? 

Un camino plausible y que genera resultados desde la Antigüedad es el sugerido por la filosofía clásica y los trascendentalistas de mediados del XIX, entre otros: la frugalidad, el aprecio por lo que uno tiene por sencillo que sea y, ante todo, no contraer nuevas obligaciones que contribuyan a un efecto bola de nieve que repercuta en la reputación crediticia de un individuo durante el resto de su vida.

En otras palabras, una estrategia vocacional, virtuosa y autónoma de la existencia genera réditos a largo plazo, pero no exime a nadie de pasar momentos económicos y espirituales delicados. 

El editor del Almanaque del pobre Richard, inventor, diplomático y uno de los fundadores de Estados Unidos, Benjamin Franklin, ofrece pistas sobre cómo afrontar una vida “virtuosa” desde la juventud, metiéndose sólo lo justo en líos económicos de difícil gestión.

Evitar errores con efecto retardado 

Franklin expone en su autobiografía la necesidad que encontró desde su primera juventud en racionalizar sus gastos y hacerlo en función de los ingresos para, de este modo, no tener que responder por deudas propias y ajenas, como le ocurrió en sus primeras aventuras como editor al responder por terceros. 

Sus 13 virtudes, que escribió a los 20 años y trató de aplicar con coherencia durante el resto de su vida, sintetizan filosofías de vida anteriores (puritanismo, estoicismo) y posteriores (el mencionado trascendentalismo, así como los postulados actuales de la vida sencilla y la autosuficiencia económica).

El propio Benjamin Franklin, como suscribiría después Walt Whitman, creía que el mejor modo de superar una crisis de las finanzas personales era evitarla dentro de lo posible, contrayendo únicamente las obligaciones esenciales y, a ser posible, evitando el dinero a crédito.

En la actualidad, muchos jóvenes y adultos sin trabajo toman decisiones que, sobre el papel, no parecen demasiado arriesgadas, pero que acrecientan su nivel de deuda y comprometen su capacidad para acceder a créditos en el futuro.

Más salario… o mejor administración (o ambas cosas)

Es el caso de Luke Landes, que explica en Mint la crisis económica personal por la que atravesó (préstamo estudiantil y deudas posteriores en las que no pensaba con la cabeza fría, que acabaron por descontrolarse), y cómo salió de ella. 

En dos meses, Landes perdió su trabajo y, con él, las posesiones materiales que dependían de su capacidad para repagar los créditos de que dependían, incluyendo apartamento de alquiler y coche. También perdió a su novia.

Luke Landes optó por una salida racional a la situación. Decidió controlar sus ingresos y dinero disponible y, en función de éstos, tomar decisiones racionales que le permitieran prosperar a la larga, lo que implicó renunciar a un estilo de vida que no se podía permitir en ese momento.

La estrategia que funcionó a este recién graduado podría haber salido de una lista de consejos del Almanaque del pobre Richard, o quizá de las Cartas a Lucilio de Séneca, ya que se basa en la frugalidad y el sentido común:

  • prestar atención a las facturas y dejar de ignorarlas; controlar ingresos y gastos;
  • organizarse: usar bolígrafo y papel (o análogos) para realizar cálculos realistas y proyecciones;
  • buscar apoyo: compartir la estrategia con amigos, familiares y (muy importante) personas capaces de comprender los pasos que se realizan, pues se aprende de las experiencias financieras de otras personas y familias.

Cambio de mentalidad

Pronto, Luke Landes dejó de depender del próximo cobro para pagar facturas que ya habían llegado y que le reclamaban por falta de fondos. Contar cada céntimo “es una buena lección que puede preparar a uno para tomar mejores decisiones cuando se carece de suficiente confort financiero”.

“Ahora ya no cuento cada céntimo -acaba Landes-, pero monitorizo mis cuentas a menudo para evitar sorpresas”.

En finanzas personales, como en cualquier ámbito del cultivo personal, no se trata de reinventar la rueda, sino de ser consciente de qué funciona a largo plazo y qué, por el contrario, tiene el potencial de meternos en más problemas de los necesarios. 

En ocasiones, un simple y sutil cambio de mentalidad puede relajar la economía y existencia financiera de cualquiera, evitando dentro de lo posible el gasto superfluo/impulsivo y dependiendo lo mínimo del dinero de terceros, se trate de allegados o entidades financieras.

Viajar y comer

Atendiendo a experiencias como la expuesta, es posible cultivar una vocación a largo plazo con poco dinero y sin renunciar a lo esencial, siempre y cuanto existan la actitud y proactividad adecuadas: en ocasiones, hay que optar por cobrar menos y hacer lo que nos gusta, o vivir en un lugar más pequeño y compartido si queremos hacerlo en los lugares más brillantes, o explorar zonas con potencial.

Hay maneras de planear viajes y vacaciones a coste reducido; todo depende de nuestra cintura y la capacidad de adaptación para, por ejemplo, planear una estancia en una ciudad cara (ejemplo recurrente: París) por una décima parte de su coste, de optar por canales turísticos tradicionales. Sin olvidar que, por una fracción de esta fracción, uno puede tomar prestado de la biblioteca un buen libro ambientado en París y aprender más de la ciudad que es y fue que lo que pueda observarse de manera superficial durante unos días.

Es posible optar por una estrategia análoga con la alimentación: comer sano, de temporada y optando por alimentos de proximidad no es más caro, siempre y cuando se atiendan los consejos de quienes han aprendido a comprar con mayor consistencia:

  • optar por vegetales y frutas de temporada;
  • planear la compra de productos de primera necesidad para maximizar la calidad y minimizar el precio: investigando antes de comprar, optando por la compra a granel, estudiando las ofertas, etc.;
  • abrirse a nuevos productos y culturas culinarias saludables;
  • cocinar en casa y recurrir a fiambreras o soluciones análogas cuando se come en el trabajo o lugar de estudio;
  • etc.

Lo que nos rodea sin que le saquemos partido

Muchos objetos y elementos que nos rodean tienen el valor que les hemos otorgado durante su compra; poco más. Basta con analizar los bienes de consumo que nos rodean para darse cuenta de que, en los países desarrollados, hasta los hogares más humildes afrontan el reto de la abundancia de bienes, que ocupan espacio físico y, con su presencia, alteran el estado anímico:

  • el hogar estadounidense, por ejemplo, cuenta con 300.000 objetos de media, muchos de ellos almacenados hasta la próxima mudanza;
  • pese a que el tamaño medio de los hogares se ha triplicado en 50 años, el 10% de los estadounidenses alquila trasteros, una tendencia en aumento;
  • un estudio británico calcula que el niño promedio de 10 años dispone de 238 juguetes, pero juega a menudo apenas con una docena de ellos;
  • el hogar promedio estadounidense gasta 1.700 dólares en ropa;
  • a lo largo de nuestra vida, emplearemos de media 3.680 horas (153 días) en buscar objetos fuera de lugar;

Un primer paso: apreciar lo que se tiene

Si tomamos conciencia de los objetos que nos rodean, reduciremos preocupaciones prescindiendo de los bienes innecesarios, mientras que otros bienes que olvidados en algún rincón renovarán su vida útil.

Editar lo innecesario y ordenar lo esencial puede convertirse en una rutina más de una filosofía de vida coherente.

El nuevo lujo consiste, para muchos, en tener criterio para deshacerse de lo superfluo.

En cierto modo, la actitud peripatética de Walt Whitman reafirmaba su intuición de relacionar la tranquilidad en las acciones con la espiritual. 

En ocasiones, afirmaba el estoico Musonio Rufo, es necesario experimentar situaciones incómodas para, una vez superadas, aprender a apreciar lo que tenemos. 

Es entonces cuando un mendrugo de pan puede convertirse en un manjar, pese a que lo único que haya cambiado sea la percepción de lo que se presenta ante nuestros sentidos.

by nicolas.boullosa

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Lloyd Kahn on his NorCal self-reliant half-acre homestead

Mon, 18 May 2015 07:10:52 -0400

At 80 years old, Lloyd Kahn is an icon of alternative housing. In the seventies he was a poster child of the geodesic dome (he published Domebook One and Two and he and his dome home were featured in Life magazine). 

He got his start in publishing when Stewart Brand made him the shelter editor for the Whole Earth Catalog. The book that put him on the map as a publisher (*) was “Shelter”, an international survey of alternative housing that is still in print over 4 decades later.

Kahn’s enthusiasm for shelter extends to “building every place I’ve ever lived”, including his current home which started as a dome and is now a more traditional shelter capped by a 30-foot-tall hexagonal tower (the only remnant of the dome). 

His home is only a small part of his half-acre homestead where he and his wife Lesley Creed believe in doing things for yourself, when possible. Besides tending the organic gardens (and dozens of free-range chickens), Creed is a natural dyer, quilter, sourdough bread-maker and believer in the “value of actually working, not just trying to figure out how not to work”.

On our visit to the homestead, Kahn showed us his wild-caught pigeons, his seaweed harvest, well-fermented sauerkraut, home-cured olives, oatmeal grinder and workshop (where he still keeps his father’s “nuts and bolts box”). 

We caught Creed baking her sourdough bread (from her kitchen-harvested starter) and drying “bread seed” poppies.

Years ago the couple were pushing the boundaries of self-sufficiency to include goats and harvests of wheat, but Kahn found his limits. “With self-sufficiency you never get there, you never become self-sufficient. I mean we tried back in the seventies. We had goats and chickens and bees and I was trying to raise grain. 

“Pretty soon I realized that if I want to raise enough wheat for the bread for a year here, it’s better left to a specialist, like I can’t be my own dentist. So you do, it’s a direction self-sufficiency. You do what you can do as much of it as you can.”

* Other building titles by Shelter Publications: “Home Work: Handbuilt Shelter”, “Builders of the Pacific Coast”, “Tiny Homes: Simple Shelter”.

by kirstendirksen

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Urban self-reliance: homestead in Oakland’s small rented lot

Mon, 13 Apr 2015 00:00:00 -0400

Sheila Cassani began farming her rental home while a college student. She started with a small vegetable patch, but it soon spread to keeping chickens and bees and planting produce on nearly every available patch of the small yard not dedicated to the poultry. “We were motivated to basically turn the home into this engine of production instead of just this engine of consumption which most American homes have become in the last 50 years or so.”

Cassani and her partner Matthew wake up at the crack of dawn to let the chickens go free-range, but she says the garden isn’t a lot of work once you’ve put in the initial investment. Financially, their homestead conversion was fairly affordable because they focused on reusing found materials, such as old fence to make raised beds, bamboo that grows on the property for trellises and chicken fencing (even indoors, their furniture was mostly found, including a pallet wood sofa).

“As renters we’re just here putting money in it’s our personal investment so we’re really conscious of some ways we can utilize the space without having to make a really big financial investment so we basically used whatever was already here.”

They’ve dubbed their East Oakland (California) homestead the “Kansas Street Farm” and they try to keep things as closed loop as possible by catching rainwater, composting, using the chickens to prepare the veggie beds and fermenting leftover produce.

by kirstendirksen

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Escritorios de pie: ¿moda o antídoto contra el sedentarismo?

Tue, 28 Apr 2015 17:13:56 -0400

Escuelas, oficinas y oficinas domésticas dirimen si trabajar de pie ante el escritorio mejora la tonalidad física y el rendimiento intelectual, además de combatir la nocividad de una combinación en aumento: estilo de vida sedentario y dieta occidental.

Por mucho que se esfuercen cazadores de tendencias, blogueros rezagados y buscadores de información curiosa y de consumo útil/ligero, los escritorios elevados (o “escritorios de pie”) no son un invento reciente (menos aún si evocamos el atril).

Del facistol al post-hipsterismo

Sin intención de sermonear pese a la mención del mobiliario litúrgico: antes del aumento de la población trabajando o estudiando largas horas ante un escritorio, y de que el sedentarismo alcanzara porcentajes de epidemia, coaliado junto a la obesidad y los trastornos del comportamiento, los escritorios elevados gozaban de cierta popularidad entre quienes relacionaron instintivamente la posición erguida con el esfuerzo cognitivo.

Ilustrados de la talla de Thomas Jefferson o Benjamin Franklin, o escritores como Charles Dickens, John Dos Passos o Ernest Hemingway, optaron por escritorios elevados para trabajar a intervalos y contrarrestar instintivamente los inconvenientes de plantarse en una silla durante horas.

Así que, a menos que queramos incluir a Leonardo da Vinci y a Winston Churchill entre la blogosfera hipster, los escritorios de pie han evolucionado en paralelo con el aumento de las horas de estudio (invención de la imprenta, etc.). 

Escritorios elevados: trascendiendo (no trasmutando) las modas

Sea como fuere, el fenómeno de los escritorios elevados, protagonista de entradas y artículos desde hace unos años, va camino de trascender la moda pasajera y consolidarse como una manera de combinar tonalidad física con actividad intelectual.

Hay modelos que llevan las prestaciones de estas mesas de pie más allá de la postura erguida, incorporando cintas de correr y otros mecanismos para ejercitarse durante el trabajo.

(Imagen: Ohio Adler)

Al inicio de la presente década, varios artículos y estudios alertaban sobre los riesgos de un estilo de vida sedentario, así como los supuestos beneficios de trabajar erguidos. Como ocurre a menudo, cuesta establecer una frontera precisa entre información imparcial, atracción por lo novedoso e intereses comerciales de vendedores de mobiliario ergonómico.

De símbolo de estatus en Silicon Valley al resto del mundo

A principios de la década, los escritorios elevados se convirtieron en algo así como en el nuevo símbolo de estatus de los trabajadores de Silicon Valley, una vez las oficinas con cuidado diseño interior y arquitectónico, los restaurantes con comida saludable y gratuita para trabajadores o las sillas ergonómicas alcanzaran la ubicuidad.

El teletrabajo, la otra gran tendencia (contestada por empresas como Yahoo!) de los últimos años, a menudo visto por blogueros y colaboradores de grandes medios (ellos mismos teletrabajadores) como un eufemismo del empleo precario, reprodujeron las tendencias procedentes de grandes empresas, incorporando la silla ergonómica -a poder ser, la misma vista en imágenes de las oficinas de empresas admiradas-, primero; y el escritorio de pie a continuación.

Grandes blogueros de hace unos años, ahora prácticamente caídos en el ostracismo, tales como el fundador de TechCrunch Michael Arrington (que ha padecido últimamente problemas de salud), escribieron acerca del potencial de los escritorios elevados, con efectos positivos en la salud y el rendimiento cognitivo.

Cuando la blogosfera sermonea: paralelismos entre zapatillas minimalistas y escritorios de pie

Años después de los numerosos artículos sobre el fenómeno, los escritorios elevados siguen en boga, mientras otros artículos y estudios corroboran lo ya aventurado hace un lustro: trabajar de pie combatiría el sedentarismo sin abandonar el ordenador, mientras que la posición erguida fomentaría la concentración.

Los escritorios de pie, por tanto, resisten el síndrome de las zapatillas minimalistas, apoyadas por ensayos como Nacidos para correr de Christopher McDougall, cuya tesis sostenía que el ser humano había evolucionado corriendo descalzo o con una mínima protección plantar.

(Antes de seguir, una puntualización: yo mismo corro en los últimos años con modelos de zapatilla considerados “minimalistas”, aunque sin optar por los modelos de menor protección plantar y evitar, así, riesgos como la fascitis, o inflamación de la planta del pie).

Nacidos para correr (pero hay que prepararse para correr descalzo)

Glúteos hiperdesarrollados, talón de Aquiles, posición erguida y las glándulas sudoríparas más eficientes entre los mamíferos superiores sugieren que, en efecto, el ser humano ha corrido largas distancias durante la mayor parte de su historia (así se observa en estrategias de supervivencia caza por extenuación).

Pero nuestra afición ancestral por correr no se traduce, al parecer, en mejoras inequívocas para la salud para quienes optan por caminar o correr con un calzado sin apenas protección plantar.

O, al menos, las zapatillas minimalistas no han convencido a muchos corredores, mientras Vibram, la conocida marca de suelas y calzado deportivo minimalista, ha afrontado demandas por sostener supuestos beneficios para la salud de sus productos que no han sido comprobados.

Límites del periodismo militante

¿Son los escritorios de pie una simple moda, o resultados de estudios realizados en niños y adultos demuestran sin equívocos sus beneficios previniendo el sedentarismo y favoreciendo la concentración en tareas cognitivas?

Cuando se popularizaron los modelos más radicales de zapatillas minimalistas (apenas una fina membrana de caucho para prevenir el contacto de la planta del pie con el suelo, como las Vibram FiveFingers o, últimamente, las Merrell Vapor Glove y las New Balance Minimus), proliferaron artículos y vídeos con pruebas de producto, ventajas e inconvenientes de los modelos más radicales.

Muchos de estos artículos carecían de una mínima objetividad, no ya base científica, pero aportan pistas valiosas a cualquiera que quiera hacerse una idea de los principales pros y contras de correr sin suela acolchada.

Escritorios de pie y evolución del entorno laboral

Lo mismo ha ocurrido con los escritorios de pie. Steve Mullis, colaborador de Forbes, escribió en este medio (2012) sus impresiones sobre el uso de un escritorio elevado durante dos años.

Mullis enumeraba las principales ventajas reales, así como los principales inconvenientes observados después de un cambio tan significativo en la vida cotidiana de muchos teletrabajadores y trabajadores que permanecen ante un ordenador durante jornadas no inferiores a 8 horas.

Entre las ventajas (más allá de lo que digan los estudios) observadas por el mencionado periodista:

  • trabajando en una posición erguida, el cuerpo demanda mayor actividad y bombeo sanguíneo, lo que repercutiría -intuye Mullis- sobre el nivel de atención;
  • mayor colaboración con los cotrabajadores;
  • mejora de la higiene postural, con beneficios para la espalda; 
  • mejor nivel de atención.

Inconvenientes observados:

  • molestias en piernas y pies;
  • dificultades para realizar tareas que requieren mayor confort, como una conversación distendida o comer (en el caso de hacerlo ante el escritorio);
  • la jornada parece alargarse (pregunta: ¿por qué debería ser este fenómeno un inconveniente?);
  • en espacios compartidos, el trabajador se expone más en todo momento a sus compañeros.

Razones para usar un escritorio elevado

Steve Mullis acaba su artículo aconsejando una colchoneta para situar bajo los pies, calzado cómodo, alternar entre la posición erguida y sentarse, optar por utensilios ergonómicos… o incluso evitar completamente el trabajo de pie si se tienen lesiones de espalda o articulaciones.

La bitácora Art of Manliness apuntaba en 2011 cinco razones muy similares para usar un escritorio elevado:

  • disminuiría el riesgo de padecer enfermedades graves y aumentaría la esperanza de vida (al realizar más esfuerzo, el cuerpo produce más enzimas encargadas de procesar grasas);
  • se pierde peso, al quemar más calorías;
  • la espalda no padecería las consecuencias de una higiene postural desatendida o deficiente;
  • aumenta la atención. Se evita, por ejemplo, la relajación excesiva;
  • al final de la jornada, el cuerpo consigue un cansancio satisfactorio, a la par con el cansancio mental, lo que beneficia el descanso.

Escritorios de pie en las aulas

Otro periodista, el editor de CityLab Eric Jaffe, recopilaba el 22 de abril de 2015 las evidencias científicas que respaldarían el uso de escritorios de pie.

El artículo de Eric Jaffe, publicado en Fast Company, coincide con el revuelo causado por los resultados de una investigación en centros educativos de Texas, que sugiere la correlación entre el uso de escritorios de pie para educación infantil y el rendimiento de los niños.

El estudio, publicado en International Journal of Health Promotion and Education, recopiló el comportamiento de 300 niños de educación primaria durante un año escolar completo.

Se midió el rendimiento de los alumnos en tareas concretas como la respuesta a una pregunta, muestras de interés e iniciativa propia (por ejemplo, levantando la mano), etc.

Captando la atención (y fomentando la actividad física) en las aulas de primaria

En el estudio se emplearon escritorios con altura regulable, lo que permitió observar el rendimiento de los alumnos y relacionarlo con su posición en el escritorio. 

Los resultados son esperanzadores, según sus autores, entre ellos expertos en ergonomía, ya que muestran la relación entre el uso de escritorios de pie y dos fenómenos: menor sedentarismo (y, por tanto, menos opciones para contribuir desde las aulas a la epidemia de obesidad infantil), y mayor rendimiento escolar.

En el condado de Marin, al norte de la bahía de San Francisco, los docentes de la escuela de educación primaria Vallecito en San Rafael, están atentos a estudios como el realizado en Texas, al poder compararlo con sus propios hallazgos: el centro ha integrado escritorios de pie en las aulas, a la vez que se han retirado las sillas.

Un metaanálisis sobre escritorios de pie

La mencionada recopilación de Eric Jaffe sobre la evidencia científica hasta el momento acerca de los supuestos beneficios de los escritorios de pie no incluye los resultados a largo plazo en aulas, pero sí otras evidencias.

Entre otros resultados, Jaffe menciona que hacer ejercicio físico extra no compensaría los efectos negativos de jornadas de “tiempo sedentario prolongado”.

Investigadores de Canadá han analizado los resultados de 23 estudios sobre escritorios activos (capaces de regular su altura); el metaanálisis (por tanto, una revisión de estudios, sin trabajo de campo) concluye que tanto escritorios de pie como escritorios con cinta de correr reducen el sedentarismo y mejoran el estado de ánimo de sus usuarios, sin perjudicar el ritmo de trabajo.

Datos metabólicos para el escritorio del futuro

De momento, sólo un estudio ha analizado los efectos de los escritorios elevados sobre el metabolismo, concluyendo que su empleo podía aumentar los niveles de colesterol “bueno”.

El metaanálisis también menciona la única investigación sobre escritorios elevados y sus efectos sobre el peso y masa corporal de los usuarios; los resultados sugieren pérdida de peso, pero no de masa corporal.

Tampoco ha sorprendido a los investigadores la correlación entre el uso de escritorios de pie y con cinta de correr y una mayor tonalidad física (el cuerpo realiza mayor esfuerzo y aumentan el ritmo cardíaco o la fatiga física. Hasta ahora, se han hecho estudios sobre los efectos en el ritmo cardíaco (3 estudios), niveles de glucosa (2) o reducción de la cintura (2).

Rendimiento, estado de ánimo y función cognitiva

El interés de los resultados del metaanálisis aumenta en el análisis de rendimiento, estado de ánimo y función cognitiva; 7 estudios sobre 220 personas en total concluyen:

  • rendimiento: los escritorios de pie tienen un impacto imperceptible sobre tareas habituales, con un tecleo y uso del ratón similar;
  • estado de ánimo: los participantes mostraron un ánimo claramente mejorado; un estudio de 7 semanas en concreto detectó menor fatiga, tensión, confusión y depresión, así como más vigor, energía y concentración; al volver a sus escritorios tradicionales, los participantes del estudio retornaron a los niveles previos de ánimo (¿debería analizarse en esta investigación la influencia que lo novedoso puede tener sobre el estado de ánimo?);
  • función cognitiva: los investigadores canadienses no hallaron estudios sólidos acerca del impacto de los escritorios de pie sobre las habilidades cognitivas.

A falta de mayores evidencias y estudios prolongados, el sentido común permite relacionar el uso de escritorios para trabajar erguidos con una mayor actividad física durante el trabajo, y la ciencia ha demostrado la correlación entre el ejercicio aeróbico y el rendimiento mental.

El relato de los recién convertidos

Los programas piloto en escuelas de enseñanza primaria arrojarán mayor información sobre rendimiento intelectual y tonalidad física en el uso de escritorios de pie.

Hasta que lleguen nuevas evidencias, los escritorios de pie salvan, de momento, la credibilidad y todavía no han sido cuestionados por la opinión pública, como sí ha ocurrido con el calzado minimalista.

En la era de los titulares-impacto a lo Buzzfeed (que ha reconocido borrar contenido por presión de anunciantes) o Vice, leeremos muchos sumarios como el del colaborador de The New Yorker Tom O’Donnell, con tono de moralina digno de un anuncio de detergente: “Era un escéptico de los escritorios de pie. Pero, tras cambiar hace 4 días, inmediatamente me convencí”.

Eso sí, el artículo de Tom O’Donnell incluye otras perlas. Entre ellas: “De hecho, sentarse [trabajar sentados] ha sido llamado el nuevo tabaquismo”.

Bajo la influencia de opioides (producidos por nuestro organismo)

¿Realmente? Tom O’Donnell parece haber visto la luz en sólo 4 días; quizá contrastando su propia experiencia con los estudios realizados hasta el momento, y esperando 4 meses (o 4 años) para analizar los efectos sobre su vida del uso prolongado de un escritorio de pie, sus aseveraciones mantendrían la orientación, pero reducirían el tono eufórico de lo escrito.

Un tono quizá influido, quién sabe, por el aumento de la presión sanguínea, el mayor nivel de oxígeno y glucosa en el cerebro, así como de endorfinas (esos neurotransmisores opioides naturales que aumentan nuestro bienestar), derivados de la mayor actividad física ante el ordenador… por el uso del escritorio de pie para escribir su artículo en The New Yorker.

by nicolas.boullosa

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A spaghetti western on lean urbanism (documentary)

Mon, 11 May 2015 00:00:00 -0400

What makes a good shelter? For thousands of years we’ve been attempting to regulate the idea. Even the bible had building codes. The book of Deuteronomy mandates railings on roofs to prevent falls. After the great London fire of 1666, cities began creating stricter regulations for how we build. Over the centuries the codebooks have only grown thicker.

It’s undeniable that building codes have saved lives, but something has changed over the past couple decades. Now thanks to the Internet the average homeowner has unlimited access to building techniques (both traditional and experimental) so we’re experimenting more than ever, often without regard for the rulebooks.

I have been filming stories with rule-bending builders for years now and I keep hearing about their promised land: sparsely inhabited parts of the U.S. (states like New Mexico and Texas) where there are no, or few, building codes.

I decided to seek out the renegades of this codebreakers utopia, so I organized a family road trip through the American Southwest in hopes of finding out what these revolutionary builders could teach us about smarter shelters.

* Music by Charles Humenry. Additional music (Marfa) by Sahil Jindal.

** Featuring Paolo Soleri (Arcosanti), Brad “Darby” Kittel (Tiny Texas Houses), Patrick Kennedy (CITYSPACES microapartments, Panoramic Interests), John Wells (Field Lab), Luke Iseman (Boxouse), Tom Duke (Earthships Biotecture), Stephanie Schull (shelter program, Frank Lloyd Wright School of Architecture), Ben Berto (principal planner, Marin County), Johnny Sanphillippo (granolashotgun.com, mortgage-free home), Begin Tollas family (Arcosanti), Rawaf al Rawaf (Arcosanti), Mimi Webb Miller (Terlingua Ghost Town)

by kirstendirksen

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